La sostenibilidad en pymes y entidades de economía social

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Sostenibilidad en pymes

La sostenibilidad, entendida como las características de un proceso de desarrollo que asegure las necesidades del presente sin comprometer las necesidades del futuro, aplicada al ámbito empresarial es el objetivo nuclear de la denominada Responsabilidad Social Empresarial (RSE). Este término, surge en la década de los sesenta en Estados Unidos vinculado a la creciente conciencia social sobre prácticas económicas éticamente censurables y a las reivindicaciones que demandaban mayor implicación a las empresas en los problemas de la sociedad. Progresivamente, organismos internacionales y la propia Unión Europea desarrollarían directrices a fin de responder a esa necesidad de implementar elementos que legitimaran el desempeño de la actividad empresarial en los ámbitos medioambientales y sociales.

En España, el inicio de la RSE se sitúa en los años ochenta, ligado a otros conceptos, como la iniciativa de inversiones responsables de la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Pensiones (INVERCO).

La empresa que acoge en su dirección la RSE se sitúa un paso más allá del cumplimiento normativo y, por ello, en la excelencia al complementar las exigencias legales con un plus voluntario en aspectos tan diversos como el empleo de calidad, la eficiencia energética o el refuerzo de la igualdad entre mujeres y hombres en el interior de la empresa.  Cada vez más, las empresas se van sumando a esta otra manera de desarrollar su actividad sosteniblemente y la promoción pública de la RSE ha divulgado desde el primer momento un mensaje de apoyo claro a que todas las empresas apuesten por políticas socialmente responsables. Sin embargo, las pequeñas y medianas empresas en España, no parecen encontrar un modelo de RSE a su medida, que no implique la implantación de complicados sistemas de gestión, transparencia y comunicación. Contrariamente, una mirada a fondo revela la práctica de múltiples medidas inconscientes de RSE en el tejido pyme, dispersas y que no responden a una estrategia planificada, pero de suficiente evidencia para romper los prejuicios que aún tienen para acercarse a la RSE como decisión consciente porque lo cierto es que existen fórmulas sencillas para que las pymes y entidades de economía social pueda aplicar la RSE de forma que sea compatible con sus objetivos de rentabilidad y eficiencia.

Las medidas a implementar deben estar diversificadas en tres dimensiones: económico, medioambiental y social; y a la hora de diseñar las medidas, éstas deben estar perfectamente alineadas a su código de conducta, integrado por sus propios valores. El acuerdo y el diálogo con los actores implicados, es el escenario natural en el que desarrollar la RSE, especialmente con aquellos que representan los intereses empresariales y del personal de la entidad.

En el ámbito medioambiental, el punto de partida concreto para una empresa de dimensiones reducidas que haya decidido integrar la sostenibilidad en su actividad será medir la huella de su impacto ecológico para articular medidas eficaces encaminadas a reducirla hasta su completa eliminación. También habrá que valorar cuales son las medidas que se requieren para mejorar la eficiencia energética y reducir el consumo de energía, fomentar el autoconsumo y apostar decididamente por la transición a energías de origen 100 % renovable contratando suministros verdes en un comparador tarifas luz y gas, y por la innovación empresarial, digitalizando los procesos para aprovechar al máximo los recursos. Algunas medidas prácticas que pueden adoptarse son las siguientes y que te recomendamos desde Tarífalo son:

  • Cuando haya que afrontar obras y reformas, emplear materiales constructivos sostenibles.
  • Reemplazar el sistema de luz con instalaciones Led y dispositivos de optimización, como sensores de movimiento y temporizadores que permiten, además, un ahorro de luz de forma muy significativa.
  • Reutilizar el agua sanitaria para aumentar su aprovechamiento.
  • Utilizar productos biodegradables para el mantenimiento y la limpieza.
  • Reducir la generación de residuos, introduciendo medidas de reutilización y reciclaje.

Alcanzar la sostenibilidad plena, sin embargo, exige también tomar medidas que repercuten en la acción social de la empresa. La dimensión social implica tanto el ámbito interno de la empresa como el externo o comunitario. En la esfera interna, el foco se encuentra en la política de recursos humanos, debiendo abarcar desde los procesos de selección hasta las relaciones laborales mediante medidas antidiscriminatorias, buenas prácticas de desarrollo profesional, fomento de la igualdad y conciliación, así como la prevención de riesgos y la salud laboral que se puede complementar con un seguro de empresa con coberturas adecuadas.

En el ámbito externo, algunas iniciativas útiles son el apoyo a la economía circular, por ejemplo, recurriendo a proveedores locales y adquirir productos de temporada y favorecer las relaciones con la comunidad.

 

Finalmente, el cumplimiento de objetivos sostenibles va a requerir mejorar la gobernanza y transparencia del negocio en el marco de la dimensión ética. Esencial es, en este sentido, comunicar correctamente a empleados, clientes, colaboradores y entorno social el compromiso medioambiental y social de la entidad, así como los logros cosechados hasta el momento, aprovechando las estrategias de marketing digital y publicidad impresa que realice sobre eventos, campañas o servicios de la entidad. De esta manera, se logrará también reforzar la marca personal y mayores beneficios intangibles de reputación y fidelización al conectar con las demandas sociales de consumidores más exigentes con la sostenibilidad.

 

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