¿Cuánto cuesta el medio ambiente?
Aunque tiene un valor inestimable, comparable al de la supervivencia de nuestra especie, en un artículo publicado en Our World in Data se informa de un análisis sobre la sostenibilidad, no sólo ambiental sino también económica, de las energías renovables en comparación con las energías fósiles (carbón, petróleo y gas), que hasta la fecha representan alrededor del 79% de la producción energética mundial y alrededor del 87% de las emisiones totales de CO2.
Un mundo alimentado con combustibles fósiles no es claramente sostenible para el medio ambiente: pone en peligro el sustento de las generaciones futuras y de la biosfera, de la que nosotros mismos formamos parte. Pero aunque las alternativas posibles, como las energías renovables, son mucho más seguras y limpias, el carbón sigue siendo la principal fuente, proporcionando alrededor del 37% de la electricidad, y el gas es el segundo, que aporta un 24% de energía.
Sabemos que el mundo lleva mucho tiempo dependiendo de los combustibles fósiles. Si nos fijamos en el caso del petróleo, hasta hace unas décadas la extracción no requería tecnologías costosas y sofisticadas y, en definitiva, se trataba de un proceso bastante económico.
Es evidente, por tanto, que la «conveniencia» de una determinada fuente de energía no se debe sólo a la seguridad medioambiental, sino también al gasto que implica su utilización. Si queremos que el mundo se alimente de alternativas más seguras y limpias, debemos asegurarnos de que estas alternativas sean más baratas que los combustibles fósiles. Y sobre este tema redactamos el post sobre las diferencias entre energías renovables y no renovables.
El coste de la energía nivelado es un «medidor» que permite comparar el coste medio de la energía producida por los diferentes tipos de instalaciones, teniendo en cuenta su vida media y las fuentes de energía que explotan, y se mide en unidades monetarias divididas por unidad de medida de trabajo de la energía producida (por ejemplo, euros/kilovatios hora). El coste normalizado de costes incluye, por ejemplo, el coste de construcción y mantenimiento de la central, el coste de explotación, el coste del combustible y el rendimiento de la inversión.
Comparando los costes de las diferentes fuentes de energía, hace tan solo diez años era mucho más barato construir una central eléctrica de combustibles fósiles que una nueva instalación fotovoltaica o eólica: Esta última era un 22% más caro que el carbón y el solar un 223%.
Pero, mientras que en 2009 la electricidad generada por la energía fotovoltaica a escala industrial – es decir, la energía producida por instalaciones fotovoltaicas con una potencia superior a un megavatio hora – costaba 359 euros por Mwh (megavatio hora, es decir, 1.000 kilovatios hora). En apenas diez años el precio ha bajado un 89%, alcanzando un coste de 40 euros por Mwh. El precio de la electricidad eólica también ha pasado de 135 euros por Mwh a 41 euros por Mwh, lo que supone una disminución del 70 %. También se produjo una ligera disminución de los precios del gas (de 83 a 56 euros por Mwh), mientras que el carbón mantuvo un coste de unos 110 euros por Mwh. Por el contrario, ha aumentado el coste de la energía nuclear (de 123 a 155 euros por Mwh), por razones de seguridad que todos conocemos y por la consiguiente disminución de las centrales nucleares en los últimos años, que ha reducido enormemente la capacidad de las cadenas de suministro para competir en el mercado mundial.
Además del uso de energías renovables, se puede ahorrar en electricidad y en la factura, utilizando un comparador ofertas energía con el que podremos ver cuánto gastamos y cuál es la compañía eléctrica que más se adecua a nuestras posibilidades.
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