El siglo de la electricidad
La electricidad es la energía del futuro: no sólo favorece la sostenibilidad, sino también la innovación tecnológica y, por tanto, el crecimiento económico.
Si el carbón fue el símbolo de la industria en el siglo XIX y el petróleo en el siglo XX, el nuevo siglo se abrió con una nueva esperanza de sostenibilidad: la electricidad puede hacer nuestro planeta más habitable. También porque será una energía eléctrica cada vez más limpia y eficiente.
La electricidad es la energía del futuro
Los resultados muestran una evolución claramente positiva: entre 1990 y 2016, la cuota de consumo total de energía final en Europa aumentó del 17% al 22%. Y para el futuro próximo las previsiones indican un posterior aumento: el porcentaje europeo se incluirá en función de las situaciones entre los 25% y el 31%.
Entre los beneficios de una mayor electrificación, el más importante desde el punto de vista medioambiental es sin duda la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero: gracias a la rápida difusión de las fuentes limpias, hoy en día la mayoría de los países europeos liberan a la atmósfera menos de 600 toneladas de dióxido de carbono por cada Gwh de electricidad producida.
Además de los gases de efecto invernadero, que afectan al clima global, el uso de electricidad procedente de fuentes renovables en lugar de combustibles fósiles reduce también la contaminación atmosférica local, especialmente en las zonas urbanas, en beneficio de la calidad de vida y sobre todo, de la salud de la población.
Por último, las redes eléctricas se prestan perfectamente a la digitalización, una herramienta que permite no sólo una mayor eficiencia con menos derroches, sino también una gestión integrada del consumo.
Los ámbitos de la electrificación
El informe identifica algunos sectores particularmente prometedores desde el punto de vista de la eficiencia energética. En el transporte, por ejemplo, el motor eléctrico, con una eficiencia un 40 % superior a la de los motores de combustión convencionales, es la solución más adecuada para una movilidad sostenible. En Europa, el mercado de coches eléctricos crece con una tasa media del 68,7% anual, y el de las dos ruedas es aún más rápido (+233% de 2011 a 2017); además, muchas ciudades están introduciendo autobuses eléctricos.
Por lo que se refiere al sector de la calefacción y el aire acondicionado, las bombas de calor alimentadas con energía eléctrica son más eficientes que las instalaciones convencionales, como las calderas de condensación. En el ámbito residencial, los sistemas avanzados como los Energy Management Systems ofrecen unas mejoras de eficiencia del 16% en los edificios y del 14% al 17% en los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado.
El creciente peso de la electricidad, asociado a la ampliación de la cuota de la energía solar y eólica, da lugar a oportunidades significativas, como el paso a la electricidad en el transporte de personas y en la calefacción de los edificios, ámbitos dominados respectivamente, al estado actual, de petróleo y gas.
Innovación y crecimiento económico
Uno de los aspectos sobre los cuales el informe Ambrosetti se concentra más es el económico: la electrificación es un estímulo continuo a la innovación, y por lo tanto al desarrollo industrial de alto contenido tecnológico, con sus graves repercusiones en el empleo.
También son importantes las cifras relativas a las bombas de calor, las lámparas LED, los sistemas de acumulación y las transmisiones eléctricas: en total, las cuatro tecnologías son capaces de generar en 2030 un volumen de negocios comprendido entre 135 y 326,5 millardos de euros. Puede consultarnos en nuestro comparador de luz.
Cómo optimizar los beneficios
La difusión a gran escala de la movilidad eléctrica requiere, en primer lugar, la creación de una visión estratégica a nivel nacional y local y el refuerzo del proceso de instalación de puntos de recarga, eliminando todos los factores de bloqueo normativos y reglamentarios, mientras que para optimizar la eficiencia energética es útil dar continuidad a los mecanismos de incentivación.
Para relanzar la investigación, se necesitarán programas nacionales en favor de las tecnologías eléctricas en las fronteras, y para optimizar sus aplicaciones industriales será necesario reforzar la colaboración entre los institutos de investigación y las empresas; Por ello, procede crear un laboratorio de transferencia de tecnología centrado en las tecnologías de electrificación. En todos estos aspectos, es fundamental el papel del Gestor del Sistema de Distribución, que puede apoyar el desarrollo tecnológico y las inversiones necesarias para la creciente integración de las energías renovables, la implantación de una amplia red de infraestructuras de recarga para vehículos eléctricos y una mayor proporción de la electricidad en el consumo final de energía.
Por último, es indispensable una labor de sensibilización de la opinión pública y de los responsables políticos sobre los beneficios de la electrificación: el siglo de la electricidad necesita la contribución de todos.
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