Cada vez son más los coches eléctricos que circulan por nuestras carreteras. No obstante, los usuarios tienen reticencias a cambiar a la movilidad eléctrica por el desconocimiento de tecnicismos que envuelven esta nueva tendencia del sector automovilístico, en particular, el aspecto relativo a los modos de recarga que es uno de los de mayor relevancia práctica. Lo cierto es que la transición la movilidad eléctrica es el horizonte de futuro de la sostenibilidad y la eficiencia energética por lo que conviene familiarizarse con lo que será lo normal en la automoción de los próximos años y ajustar el presupuesto de la recarga, optando por el método de recarga que mejor responda a sus necesidades y calcular el ahorro que se puede alcanzar usando un comparador tarifas.
La normativa de referencia define actualmente 4 modos de carga de los vehículos eléctricos, que son los siguientes:
- Modo 1: Conexión directa del vehículo a una toma de corriente clásica sin sistemas de seguridad específicos para la carga. Es el modo típicamente utilizado para cargar bicicletas eléctricas y scooters. Para los coches eléctricos, esta modalidad solo está permitida para la recarga privada, mientras que está prohibida en las zonas públicas. También está sujeta a restricciones en Italia, Suiza, Dinamarca, Noruega, Francia y Alemania. No está permitido en los Estados Unidos, Israel e Inglaterra. La carga en monofásico no puede superar los 16 A y los 250 V, mientras que en trifásico el límite es de 16 A y 480 V.
- Modo 2: A diferencia del anterior, esta modalidad prevé la presencia de un sistema de seguridad específico entre el punto de conexión a la red eléctrica y el coche a cargar. El sistema está montado en el cable de carga y se llama caja de control, normalmente instalado en cargadores portátiles para automóviles eléctricos. Se puede utilizar tanto con tomas domésticas como industriales. También está sujeto a diversas restricciones en países como Estados Unidos, Canadá, Suiza, Dinamarca, Italia, Francia y Noruega. La carga del vehículo en monofásico no puede superar los 32 A y los 250 V, mientras que en trifásico el límite es de 32 A y 480 V.
- Modo 3: La recarga del vehículo se realiza a través de un sistema de alimentación conectado permanentemente a la red eléctrica. La Caja de Control está integrada directamente en la estructura de carga. Esta es la forma de los wallboxes, las columnas y todos los sistemas de carga automática de corriente alterna. Las estaciones públicas de carga que funcionan en esta modalidad suelen permitir una carga monofásica de hasta 32 A y 250 V, mientras que en trifásico de 32 A y 480 V, aunque la normativa no prevé límites. Ejemplos de carga en modo 3 son DazeBox y DazePlug, dos sistemas de carga desarrollados por DazeTechnology. Aunque el primero es manual y el segundo automático ambos están pensados para operar conforme a este modo.
- Modo 4: Es la única forma de carga que proporciona corriente continua. Este modo de carga requiere un convertidor de corriente externo al vehículo para conectar el cable de carga. A menudo, la estación de carga es mucho más voluminosa que una simple columna, esto se debe a la presencia del convertidor que transforma la corriente de entrada de alterna a continua antes de pasar por el cable de carga al automóvil eléctrico. Para esta modalidad existen dos estándares, uno japonés y otro europeo llamados respectivamente CHAdeMO y CCS Combo. Las estaciones de carga del modo 4 permiten una carga de hasta 200 A y 400 V aunque la normativa no especifica un límite máximo.
A pesar de que hay 4 modos de recarga regulados, todavía quedan muchos pasos por hacer en favor de la movilidad eléctrica. Es fácil sostener que la movilidad eléctrica tiene todas las cartas a favor para ganar y cambiar el paradigma del transporte tanto privado como público y, por ello, en Tarífalo analizamos las mejores tarifas para recargar los coches eléctricos.
El vehículo eléctrico de hoy se puede considerar tanto como un dispositivo eléctrico como un vehículo simple. Esta dualidad hace que la estandarización en la movilidad eléctrica sea aún más complicada y difícil. Por lo tanto, es necesario un esfuerzo de todos los principales organismos de normalización para establecer normas completas que aclaren las características y los aspectos técnicos de los vehículos eléctricos.
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